Hoy os invitamos a leer un artículo sobre la Virgen de Guadalupe escrito por nuestro feligrés Salva de México:
Intentar en pocas líneas hablar sobre sus apariciones ocurridas en México hace casi 500 años, es imposible. Es un misterio que nos supera pero que a la vez nos recuerda todos los días el inmenso amor que Nuestra Madre tiene para todos y cada uno de nosotros.
Las apariciones ocurrieron en un momento muy especial tras la llegada de los españoles a América, ya que había un pueblo dividido entre sí y con tensiones entre los habitantes de la ciudad de Tenochtitlán y los conquistadores. Juan Diego Cuauhtlatoatzin, fue la persona elegida por Dios para transmitir un mensaje universal, un mensaje para todos los tiempos, un mensaje de amor para todos los hombres y mujeres. Ese mensaje clave fue la reconciliación entre las personas, al estilo propio de Dios y con un lenguaje que todos pudieran comprender.
Llama mucho la atención la dulzura y cercanía en los diálogos entre la Virgen y Juan Diego. Las primeras palabras con que la Santísima Virgen se dirige al indígena son: “Escucha, hijo mío el menor, Juanito” para posteriormente presentarse como “la perfecta siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios por quien se vive”.
La manifestación de la Virgen se realizó en la cotidianidad de la vida de Juan Diego y como en otras apariciones, de forma discreta, delicada y maternal. Juan Diego atravesaba por un momento difícil, la enfermedad de su tío. Nosotros también podemos estar pasando por alguna mala racha, a lo que la Virgen también nos dice como a Juan Diego: “que no se perturbe tu rostro, tu corazón; no temas esta enfermedad ni ninguna otra enfermedad, ni cosa punzante aflictiva. ¿No estoy aquí yo, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Tienes necesidad de alguna otra cosa?»”
En el milagro de Guadalupe, vemos claramente la sabiduría de Dios ya que habló a los indígenas en su lenguaje a través de una imagen, que contiene un simbolismo específico que ellos comprendieron de inmediato y entonces creyeron, fue una forma de inculturación para su evangelización.
Como Madre Nuestra, Ella escucha nuestras plegarias e intercede por nosotros ante Jesús. Han sido muchos los milagros que se le atribuyen actuando de distintas formas y en nuestra vida lo hace silenciosamente. La Virgen es nombrada Reina de México y Emperatriz de América, como la coronó el papa Pío XII. En torno al 12 de diciembre, entre 8 y 10 millones de peregrinos visitan la Basílica para dar gracias a la Virgen por los favores recibidos. Por las carreteras se ven grupos de peregrinos caminando, en bicicleta o en autobuses dirigiéndose a la nueva basílica construida en 1976.
No cabe duda de que Dios actúa en la historia y en nuestra vida, para darnos un mensaje de esperanza a través de Nuestra Madre, es por ellos que los invito a que lean el “Nican Mopohua” un breve documento histórico que narra con delicadeza y profundidad las apariciones de la Virgen de Guadalupe.
Feliz día de la Virgen de Guadalupe.