“Yo soy la luz del mundo”
(Jn 8,12)
La luz es el atributo simbólico de la divinidad, en el que el arte vitral añade una belleza etérea al ambiente atrapado, transformando la luz natural omnipresente que, de manera misteriosa, atraviesa la materia para darnos unos tonos transfigurados al antojo del momento en que se contemplan.
La riqueza de los distintos vidrios empleados no se comporta igual al variar la luminosidad que reciben de los cielos. Descubrir la belleza, el sentido y la armonía que encierran puede llegar a ser algo muy personal.
En una primera impresión del conjunto se aprecian tres arboles llenos de colorido. Si profundizamos en su simbología, los óvalos en las copas los árboles son el fruto, la oliva, que simbolizan al hombre, cada uno creado de una manera, representado por distintos colores y tamaños, y por su cercanía al cielo.
Las hojas lanceoladas de las ramas bajas confirman que son tres olivos. El olivo es un árbol de hoja perenne y muy longevo que posee una especial simbología bíblica y eclesial. De él se extrae el aceite (óleo o crisma) utilizado para la celebración de los sacramentos.
VIDRIERAS DEL TEMPLO
Vidrieras Superiores: EL CIELO
La Trinidad presente en la creación celeste:
Vidriera izquierda: Corazón
Símbolo del sagrado corazón de Cristo glorioso y resucitado
Vidriera central: Paloma
Símbolo del Espíritu Santo, enviado tras la redención de la cruz
Vidriera derecha: Arco Iris
Símbolo de la nueva alianza de Dios Padre y de la nueva creación
Los surcos de la tierra, las rayas y la lluvia, todas se dirigen hacia el cielo, símbolo de luz y de morada divina. Los colores utilizados, blanco y amarillo, representan a Dios.
Vidrieras Inferiores: LA TIERRA
Tres sacramentos de iniciación cristiana representados en los tres olivos:
Vidriera izquierda: Confirmación
Del corazón del hombre late la sangre pura (la arterial en rojo), que simboliza las buenas intenciones y la sangre impura (la venosa en azul), que simboliza las caídas en la tentación y los pecados (impurezas), las cuales se redimen y tornan puras a través del perdón de la cruz de Cristo (vidriera central) y de la acción del agua viva del Espíritu Santo (vidriera derecha).
Tres virtudes teologales representados por tres semillas (dones) en el corazón del hombre (vidriera izquierda):
- Naranja = fe
- Verde = esperanza
- Amarilla = caridad
Hacia arriba ascienden los colores rojo y azul hacia otro corazón que está en el centro, el de María, símbolo de su intercesión por los hombres ante Dios. Tiene a su lado dos lirios (su flor por excelencia) y la serpiente con la cabeza pisada alrededor del árbol (en color verde).
Vidriera central: Eucaristía
La Trinidad presente en la creación terrestre:
- esfera o círculo, elemento geométrico perfecto = eternidad, Dios Padre, quien no tiene ni principio ni fin
- tronco del árbol = Cristo crucificado. Hacia la derecha, la savia azul desciende hacia la tierra en forma de río (salvación), y hacia la izquierda, la savia roja desciende al corazón del hombre (redención)
- río que fluye bajo el árbol = Espíritu Santo
Vidriera derecha: Bautismo
La luz y el agua representan el nacimiento a una nueva vida.
Un cirio en el tronco del árbol simboliza la luz de Cristo que sujetan los padres en el sacramento del Bautismo, es decir, el compromiso de iluminar al niño en la fe como hijo de la luz.
Un manantial simboliza el agua viva del Espíritu Santo por el que emerge una nueva criatura a la vida divina y eclesial.
VIDRIERA SOBRE EL CORO (ROSETÓN)
Cuando el sacerdote celebra la Eucaristía y levanta la ostia puede ver, frente a él y en lo alto, la peculiar forma cuadrada del rosetón que rompe con la forma redonda clásica.
El círculo representa la corona de espinas de Cristo y atravesando ésta, una paloma que representa al Espíritu Santo que nos trae la paz de Cristo y la alegría del Evangelio.
En el centro, la cruz de la salvación.
VIDRIERAS DE LA CAPILLA
El color azul oscuro de la parte superior representa la bóveda del cielo y significa que es de noche. El rectángulo celeste indica que, tras la oscuridad de la noche, surge el nuevo día, una ventana abierta a la esperanza.
La línea amarilla es el velo que separa el cielo de la tierra. El círculo blanco y amarillo es Cristo, la divinidad y eternidad que entran en la historia de la humanidad, en el tiempo y en el espacio.
Tres momentos ‘cumbre’ de la vida de Jesús:
Vidriera izquierda: Encarnación
Dios nos envía a su Hijo para salvarnos. En el cielo (parte superior), la estrella de Belén que anuncia el nacimiento del Sol (Cristo). Un cristal azul simboliza el manto de la Virgen, Madre del Redentor, y al pie de la rama, un lirio, la flor de María.
Vidriera central: Vida y Muerte
Representa la vida pública de Jesús con sus apóstoles. La Última Cena simbolizada con:
- un cáliz rojo = la sangre de Cristo
- una cruz de madera tras el cáliz = su pasión y muerte
- una forma sagrada con dos cortes verticales = la partición del pan
- doce círculos que ascienden a derecha e izquierda del eje central = los apóstoles
Vidriera central: Resurrección
Representa la resurrección, la esperanza del cristiano y la razón de su fe. Un cristal amarillo (en composición simétrica con la vidriera izquierda) simboliza la luz de Cristo Resucitado.
El círculo que, en esta vidriera, está más alto que en las otras, y simboliza que Jesús glorioso asciende al cielo.
Abajo, a la derecha encontramos la sábana blanca y la flor de María, quien junto a María Magdalena se acercan de madrugada al sepulcro.
Lourdes Álvarez, creadora de las vidrieras