“Yo soy la Inmaculada Concepción”
(13–15 junio 2025)
Como cada año, un grupo de nuestra parroquia, formado en esta ocasión por 31 personas de todas las edades, partió desde Madrid en peregrinación. Concretamente, partimos hacia el santuario de Nuestra Señora de Lourdes (Francia), visitando a la ida el santuario de Torreciudad (Barbastro), y a la vuelta, el santuario de Loyola (Azpeitia).
Viernes 13

Salimos de Madrid a las 06:00 a.m. con dirección al santuario de Torreciudad, situado a 24 km. de Barbastro (Huesca), en el que, desde el siglo XI, los cristianos han venerado a Santa María bajo la advocación de Nuestra Señora de los Ángeles de Torreciudad y que, junto a los santuarios del Pilar, Lourdes, Meritxell y Montserrat componen la Ruta Mariana.
El santuario está situado en un paraje con gran atractivo natural y se conserva una torre de vigilancia de la época árabe que da nombre al conjunto: turris civitatis, torre-de-la-ciudad. Junto a ella se alza sobre unos riscos la ermita, construida sobre los vestigios medievales.



Ya en el santuario, asistimos a la proyección del vídeo-mapping «El retablo te cuenta», una fascinante experiencia audiovisual y a continuación, realizamos una visita guiada por la galería mariana, en la que se guardan más de quinientas tallas de la Virgen, entregadas por peregrinos de todos los continentes.
Celebramos la Eucaristía en la capilla “Guadalupe”, bajo el santuario. Después, almorzamos y, finalmente, partimos en dirección al túnel de Bielsa para atravesar los Pirineos, en dirección a Lourdes.






Llegamos al santuario de Nuestra Señora de Lourdes sobre las 06:00 p.m.

Desde que la Virgen María se apareció a Bernadette Soubirous en 1858, millones de personas de todo el mundo acuden en peregrinación cada año al santuario en busca de consuelo y curación, tanto de física como espiritual.
El recinto del santuario abarca 53 hectáreas y cuenta con 22 lugares de culto, en los que se celebran cada año unas 10.000 misas, y tres basílicas: Inmaculada Concepción, Nuestra Señora del Rosario y san Pío X.



Sábado 14

El sábado y tras el desayuno, nos dirigimos al santuario para iniciar nuestro segundo día de peregrinación.
Entrando por la puerta de san Miguel, llegamos a la basílica de la Inmaculada Concepción, pedida por la Virgen María durante la 13ª aparición, y cuyo nombre hace honor al revelado por la Virgen a Bernadette: “Yo soy la Inmaculada Concepción”.
A las 09:00 a.m., celebramos la Eucaristía en una de las capillas laterales de la basílica. A continuación, acompañamos al Señor en el Viacrucis. Y después, visitamos la Gruta de las apariciones y las piscinas.









Por la tarde, realizamos una visita guiada a la basílica de Nuestra Señora del Rosario, consagrada en 1901, de forma circular, coronada por una cúpula con dieciséis vidrieras y rodeada por quince capillas laterales, una para cada uno de los Misterios tradicionales del Rosario (gozosos, dolorosos y gloriosos). Cada capilla tiene un altar, un gran mosaico que representa cada misterio, y una inscripción en latín.
En la pared superior del santuario hay un mosaico que representa a María con los brazos extendidos (según la descripción de Bernadette) y la leyenda: “Par Marie à Jésus” (“Por María a Jesús«).






Visitamos la basílica subterránea de San Pío X, inaugurada en el centenario de las apariciones en 1958, y que se extiende bajo la gran explanada y donde se celebran las misas internacionales, la adoración del Santísimo y la bendición de los enfermos después de cada procesión eucarística.
Más tarde, visitamos la casa natal de santa Bernadette.



Por la noche, participamos en la procesión eucarística de las antorchas. Y finalmente, rezamos el Rosario en la Gruta de las apariciones.






Domingo 15

El domingo, después de desayunar, esperamos la llegada del autocar en la entrada del hotel para dirigirnos de vuelta en España. Tras unas horas de camino, llegamos al santuario de Loyola (Azpeitia), situado en el valle del río Urola y construido en torno a la casa torre de la familia de los Loyola, edificio de los siglos XIV-XV dividido en una parte inferior de piedra, que evoca su pasado de fortaleza, y otra parte superior de ladrillo que representa la evolución a una casa palaciega.



Visitamos la casa torre de los Loyola, uno de los más ilustres y antiguos linajes de Guipúzcoa. El nombre de Loyola proviene de los dos lobos y la olla (“lupus in olla”) que aparecen en su escudo de armas. Los lobos representan arrojo en la guerra; y la olla, riquezas y buena situación económica.



Celebramos la Eucaristía en la capilla de san Ignacio y terminamos nuestra peregrinación con una comida en el restaurante Uranga. Tras los cafés, regresamos a Madrid.



Después de esta experiencia de fe comunitaria, los peregrinos queremos expresar nuestro agradecimiento a nuestro párroco D. Andrzej Orlowski, por su acompañamiento espiritual, y a Nuria García, por la organización del viaje.
Pero, sobre todo, damos las gracias a san José María de Escrivá, a santa Bernadette y a san Ignacio de Loyola por habernos acercado a nuestra Madre, la Virgen María.