Esta semana celebraremos en la Iglesia la solemnidad de Todos los Santos. Para comprender el significado de esta festividad y por qué los católicos no deberían celebrar Halloween, os invitamos a leer un excelente texto preparado por nuestro amigo Ignacio.
Desde hace unos años, por estas fechas muchas madres cristianas se encuentran con el problema de que sus hijos pequeños y adolescentes quieren celebrar la fiesta de Halloween. En clubs sociales, urbanizaciones, colegios laicos, asociaciones, e incluso en ocasiones en algún colegio de orientación católica, invitan a los niños a disfrazarse de brujas, monstruos o de zoombies, y se organizan fiestas de Halloween en las fechas previas a la festividad religiosa de Todos los Santos. Es difícil para las madres (y para los padres, seamos políticamente correctos) explicar a un pequeño y a un adolescente que los cristianos no celebramos ese tipo de fiestas. El ambiente no ayuda a ello, y si no podemos dar una vuelta en estos días por un supermercado o una gran superficie comercial para comprobar como todo esta impregnado de esta fiesta pagana, desde la decoración de centros y escaparates hasta los productos que se venden. Los niños y los no tan niños reciben un bombardeo intelectual que hace muy difícil convencerles de que para los católicos no está bien celebrar Halloween.
Halloween, cuyo nombre viene de la contracción de la expresión en inglés “All Hallow Eve” (Noche de Todos los Santos) tiene su origen en una ancestral fiesta celta pagana que marcaba el fin de las cosechas y el inicio del largo y frio invierno. La fiesta alcanzó su máxima celebración con la inmigración irlandesa en Estados Unidos. A finales del siglo XX, sobre todo a partir de la década de los setenta, el cine y la televisión aumentaron su difusión y su traslado a Europa. La víspera del 1 de noviembre, fiesta cristiana de Todos los Santos, se ha convertido en la noche de los muertos, y calles, asociaciones y salas de fiestas se llenan de pequeños y adultos disfrazados de brujas, fantasmas, monstruos y seres fantásticos.
Pero para nosotros los cristianos, la festividad de Todos los Santos, es un día en que conmemoramos a todos los santos, conocidos y anónimos que están disfrutando de la presencia del Señor en el cielo. Para la Iglesia es una gran celebración pues tenemos la oportunidad de alegrarnos de que personas como nosotros, con nuestras debilidades y fortalezas, estén en el Cielo, y desde allí nos puedan beneficiar e interceder por nuestras necesidades ante el Señor. Es una fiesta de esperanza pues como dice San Juan: “En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros” (Jn 14,2-3). El ejemplo de los santos que nos precedieron y que están en la morada que el Señor nos preparó, nos da la esperanza de que también podremos estar en ella algún día.
Desde los primeros tiempos los cristianos celebraron la fiesta de Todos los Santos. Parece ser que inicialmente era una fecha para recordar a los mártires, que como sabemos en los inicios del cristianismo fueron muchos. Pero ante la importancia que se le daba a esta fiesta, en el año 835 el Papa Gregorio IV proclamó la festividad del Día de Todos los Santos. Festividad, que se celebra el 1 de noviembre, para honrar a todos los que viven en la presencia de Dios. La liturgia escoge para este día el texto de las Bienaventuranzas, que son inseparables de quien las proclama: Jesucristo. En este día se celebra a aquellas personas, santos canonizados por la Iglesia y aquellos que no están en listas oficiales, que entraron en la verdad de las bienaventuranzas, y alcanzaron la felicidad propuesta en el mensaje de Jesús (Amado Fernández, David, Magnificat noviembre 2022, pág. 41).
Pero volviendo a Halloween, en 2008 un comunicado de la Conferencia Episcopal Española decía que se trataba de “fiestas que tienen un trasfondo de ocultismo que deja su huella de anticristianismo”. Algunos obispos españoles también se han posicionado contra esta fiesta pagana, así en 2010 el Arzobispo de Toledo, D. Braulio Rodríguez dijo sobre Halloween que “se trataba de una mascarada sin buenos sentimientos, limitada a dar miedo”.
Para contrarrestar Halloween, en algunas diócesis se empezó a programar una fiesta alternativa denominada Holywins que se celebra la víspera de Todos los Santos. Es una fiesta en la que participa toda la familia, con juegos, música, y exposiciones de vidas de santos. Incluso hay desfile de niños ataviados de santos y santas. La pionera fue la diócesis de Alcalá de Henares, cuyo Obispo D. Juan Antonio Reig Plá inició esta fiesta en 2014, y como se puede comprobar en la pagina web del Obispado de Alcalá de Henares sigue programada para el 31 de octubre de 2023. La idea fue tomada de la diócesis de Paris donde se viene celebrando desde 2002. A Alcalá le siguieron, al menos las diócesis de Cádiz y Cartagena, así como parroquias y asociaciones de modo particular.
En este año 2023, la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) también se ha sumado a esta campaña anti-Halloween. Han lanzado una campaña que invita a dar “calabazas a Halloween” reivindicando las vidas de santos frente a una fiesta que ensalza la muerte. La ACdP ha instalado en un gran numero de ciudades de España carteles en estaciones de metro, marquesinas de autobuses y vallas publicitarias que ensalzan las vidas de santos frente a una fiesta que celebra la muerte. Los diseños de estos carteles recuerdan a santos patronos de ciudades españolas como San Isidro en Madrid o San Vicente Ferrer en Valencia. “¿Y si todos fuéramos como san…?», reza uno de los carteles de la ACdP, invitando a los lectores a completarlo. Los cristianos sabemos que la lista para completarlo es inmensa, y en eso radica la importancia de esta festividad de Todos los Santos, y agradecemos que haya organizaciones que lo publiciten.
Los católicos no debemos extrañarnos del auge que cada año alcanzan fiestas como Halloween. Son una muestra de la sociedad relativista y materialista que como decía Benedicto XVI se viene imponiendo en nuestra sociedad. Es nuestra obligación luchar para que nuestro entorno no caiga en su influencia. En 2019, durante el rezo del Ángelus el Papa Francisco invitó a todos los fieles a visitar un cementerio y a rezar por los difuntos, como “un gesto de fe” que contrasta con la “cultura negativa sobre la muerte y sobre los muertos”, que se difunde en estos días. Es la conducta que debemos seguir y propagar en nuestra familia y entorno frente a las modas actuales.
JIMdLB, octubre 2023
Cartel publicitario de la ACdP sobre Halloween en el Metro de Madrid